jueves, 10 de julio de 2008

La droga perfecta


Jana como cualquier otro día salió a la arboleda, nadie se atrevía a entrar por aquella zona, viejas historias y misteriosos sucesos hacían que la gente evitara el lugar, los ancianos contaban a sus nietos los relatos mas espeluznantes con tal de mantenerlos alejados ya que de algún modo tenían que alejar a las nuevas generaciones de “el pinar negro”.

Aun siendo un día soleado las frondosas copas de los árboles no permitían atravesar los rayos de sol tomando el lugar un aspecto sombrío, la vida animal era nula, no se escuchaba ni el peculiar zumbido de los insectos, del suelo emanaba un hedor propio del vertedero que ni tan siquiera el aroma de la salvaje vegetación era capaz de ocultarlo, Jana separó con sus manos unas ramas que le impedían el paso y llegó a la parte de atrás de la antigua central nuclear abandonada.

-Allí estaba- pensó Jana al ver la planta, como cada día después de luna llena de aquel vegetal afloraba su elixir, sacó una botellita y volcó las pocas gotas que reposaban sobre las hojas de la ocre mata para instantes después retroceder tras sus pasos camino hacia su casa colindante al pinar.

Volcó el verde líquido dentro de la taza mezclándolo con su té rojo favorito, posó sus labios sobre el borde y engulló el cóctel, instantes después notó como se rejuvenecía desde dentro, fue al baño y se puso frente al espejo, estaba guapísima, todo había vuelto a su sitio, se metió en la ducha para acabar enfundándose en un ceñido vestido de noche.

Aquel chico era encantador, no había oído bien su nombre en la discoteca pero le resultaba atractivo y después de invitarla a toda clase de caprichos durante la velada le permitió que fueran juntos a su casa. Solo pasar la puerta de entrada él la agarró de la cintura y la empotró contra la pared, le empezó a lamer el cuello mientras una de sus manos la agarraba de su redondito trasero y la otra le apretaba uno de sus duros senos, lentamente el joven fue acercándose con sus labios a la boca de la preciosa mujer, en su encuentro se fusionaron en un ardiente beso mezclándose sus fluidos, un segundo después el atractivo hombre empieza a convulsionarse mientras cae sin sentido al suelo, un ligero hilo de sangre emana de su boca haciendo evidente su trágico final.-Mañana ya lo llevaré al bosque ahora estoy cansada- piensa para sus adentros Jana mientras se desnuda y se mete entre las sabanas de su cama dejando atrás aquel cuerpo sin vida.

Bar-B

2 comentarios:

StonerQueen dijo...

que buena! como mola!! queremos masssss!!!

sammy tylerose dijo...

es eso una metafora de los boquinos nucleares que te has comido en noches confusas? algunas sueltan fluidos capaces de dejar tieso al más macho.